Mi último viaje a Extremadura me ha convencido. En la anónima y polvorienta encina, el mundo y la historia se contraen, manifiestan su real figura. Tan concreta, rotunda y humilde como la encina en el horizonte se muestra la vida y su verdad.
El viaje platónico me propone abandonar la encina y su sombra para encontrar "el árbol" y el sosiego perfecto. Mi viaje extremeño me descubre la unicidad de la encina y en lo profundo de su sombra el corazón de todo lo real. Como diría Marcel, la filosofía es más ahondar y perforar que construir o edificar.
De esta convicción nace este blog. La encina me enseña que en la "mordedura" de lo real y concreto, en lo pasa cada día, en el aquí y el ahora, en el acontecimiento cotidiano, podemos vislumbrar
2 comentarios:
Bienvenido a la blogosfera y enhorabuena por esta nueva mirilla virtual abierta a la realidad.
Nos vemos en la encrucijada de la dianoia y la noesis, justo donde se vislumbran las ideas sin haber perdido aún contacto directo con la tierra bajo los pies.
Bienvenido. Adoro tus comentarios síntesis y espero seguir encontrándote con frecuencia en el torbellino noérgico de la polvorienta realidad.
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