19 de enero de 2008

EL CLUB DE LOS MINDANGOS.



Queda abierto hoy un club al que denominaré el "club de los mindangos". Aunque haga caso omiso al significado exacto que nos enseña la RAE. voy a permitirme secundar al maestro Wittgenstein en su afirmación de que el significado lo crea el uso. Conforme se vayan engrosando las listas del club percibiremos de un modo diáfano el auténtico significado que posee la palabra "mindango".

Creo que un buen modo de iniciar el club es incorporar al recién incorporado al mundo de la política. Estoy hablando del Sr. Pizarro ("el sudacamisetas").No, no lo incorporo porque se haya incorporado al PP, sino -como ya he dicho- por haberlo hecho al ámbito de la política nacional. Como no estaba suficientemente plagada de mercaderes, ahora nos llega el MERCADER DE GÉNOVA. Digo esto, porque me indignaron profundamente las palabras que le escuché en su entrevista con el conocidísimo periodista intelectual Carlos Herrera. Venía a decir más o menos así: - yo he trabajado, mucho, mucho, muchísimo, durante toda mi vida. Y claro, la recompensa por esto, en una sociedad de libre mercado, se traduce en dinero -. Ahí queda eso. Ahí radica la justificación de sus muchos millones. Provienen todos de un trabajo duro y honesto llevado a cabo durante toda su vida. Claro que habrá que preguntarlo al agricultor, al ama de casa, al albañil, al que trabaja 16 horas en un taller de calzado... ¿qué coño hacéis tocándoos los güevos todo el día?. Será seguramente que el esfuerzo de estos es de menor calidad que el del Sr. Pizarro. ¡Ay que joderse! (Perdonéseme el exabrupto, pero este tipo de afirmaciones me sacan de mis casillas.)

Opino que una afirmación de este tipo, no solamente debería impedir el ingreso en el ejercicio político, sino que debería propiciar el ingreso en la cárcel. ¿Realmente alguien en su sano jucicio puede llegar a pensar que amontonar esa cantidad de millones puedo realizarse con el esfuerzo callado y honesto de cada día?. Antiguamente el esfuerzo diario y cotidiano nos llevaba a todos al cielo, porque el trabajo se realizaba siempre "ad maiorem dei gloria". Otros pensaron que el esfuerzo y trabajo cotidiano podía servir para una adecuada realización personal, incluso -¡oh pobres románticos!- el trabajo era un servicio que se le hacía a los hombres o a la comunidad política. Ahora ya se ve la única dimensión que tiene el esfuerzo y el trabajo humano.

¿Esta es la mentalidad del esfuerzo que, según el PP, hay que inculcar a los alumnos? ¿Para qué voy a esforzarme en saber, si lo único que saber y esfuerzo proporcionan es dinero?. Mercantilización del esfuerzo y mercantilización del saber, el dios Mammon al poder y República independiente de mi casa. De todo eso ya tenemos Sr. Pizarro. ¿Por qué nos castiga con la repetida presencia de lo mismo con otros nombres?.

¿EL TIEMPO...?

SI NADIE ME LO PREGUNTA, LO SÉ; PERO SI QUIERO EXPLICÁRSELO AL QUE ME LO PREGUNTA, NO LO SÉ. Confesiones XI,14,17