18 de mayo de 2009

¡ADIÓS A BENEDETTI!



La fuga -mejor que la marcha- de un poeta es un colosal holocausto de metáforas y otra dentellada más para moribundo rostro de la utopía.
Cuando hay días en los que uno se da cuenta de que el mundo puede llegar a ser muy gris y anodino, hosco y repetitivo... Cuando hay días en que con aquel otro poeta (Pablo Neruda) no te queda más remedio que exclamar: "estoy cansado de ser hombre", necesitamos a alguien que con disparando metáforas rompa el inmutable cielo de lo idéntico y... se haga la luz.
Hace mucho tiempo ya que el pensamiento utópico ha abandonado el campo de la política y también en gran medida el de la filosofía. Ya sólo al narrador y al poeta les está permitida una palabra. Una palabra esencialmente impertinente (¿qué es la metáfora sino la más semántica de las impertinencias?). Sólo el poeta puede hacernos respirar aire fresco, llevándonos hacia caminos no transitados, bastante más allá de los mezquinos cálculos de los economistas.
¿Qué o quién podrá cambiar un sistema económico y político radicalmente injusto? ¿Qué o quién podrá ritmo a un corazón (de hombre o de mujer) que se aferra con hastío a un pequeño fardo de minúsculas certezas y seguridades, teniendo suficiente con "lo posible"? La metáfora lleva la delantera y tú también MARIO. Gracias por haber existido... y deseo que encuentres ahora, por lo menos, aquello que siempre soñaste.

¿EL TIEMPO...?

SI NADIE ME LO PREGUNTA, LO SÉ; PERO SI QUIERO EXPLICÁRSELO AL QUE ME LO PREGUNTA, NO LO SÉ. Confesiones XI,14,17