5 de mayo de 2011

PRÓXIMO 22 DE MAYO...¿A QUIÉN VOTO? Una reflexión creyente y esperanzada.



Ante la progresiva proliferación de formas, costumbres y estilos de vida de marcado carácter individualista siguen resonando en el oído y la sensibilidad del cristiano aquellas palabras: ¿Dónde está tu hermano Abel? (Gn 4,9). Como creyente no puedo desentenderse o ignorar que en el rostro del hombre –especialmente del más pobre y necesitado- nos encontramos con Él (Mt 25,40) y nos descubrimos y plenificamos a nosotros mismos. La persona humana como imagen de un Dios trinitario y comunitario sólo puede alcanzar su plenitud viviendo comunitaria y fraternalmente. “La visión cristiana de la sociedad política otorga la máxima importancia al valor de la comunidad, ya sea como modelo organizativo de convivencia, ya sea como estilo de vida cotidiana”.
Por este motivo a aquellos que intentamos seguir el estilo de vida de Jesús de Nazaret, no nos puede resultar ajeno o indiferente todo aquello que acontezca en ese ámbito común de convivencia al que solemos denominar como “vida pública".
Desde esta inserción, tanto personal como asociada, en la vida pública, adquiere un sentido especialmente relevante la participación en las elecciones democráticas. Este acontecimiento me exige una indeclinable responsabilidad. Es cierto que hechos como la corrupción política cada vez más manifiesta, una desertización progresiva del tejido social y comunitario que va haciendo emerger un perfil de democracia meramente representativa (no se sabe exactamente de quién) y una sensación creciente de que las decisiones políticas vienen marcadas por instancias ajenas (económicas y financieras) al poder democrático, invitan a que muchas personas –cada vez más- manifiesten un escepticismo político, en cierto modo, razonable. Sin embargo, pienso que estos hechos no han de ser una llamada al desaliento sino más bien acontecimientos que demandan de todos una mayor participación y creatividad en la vida pública y política. La participación consciente con el voto en unas elecciones democráticas es, sin duda alguna, un auténtico ejercicio de “caridad política”

¿QUE VOY A TENER EN CUENTA PARA SABER A QUIÉN VOTAR?
Es conveniente que para discernir el voto con responsabilidad haga lo posible para contar siempre con una información y formación adecuadas . Las elecciones a las que se me convoca en esta ocasión, son de carácter local y autonómico. Esto significa que sobre todo tengo que tener puesta la mirada en el desarrollo de las políticas llevadas a cabo en mi ayuntamiento y Comunidad Autónoma. De cualquier modo, tampoco puedo prescindir por completo, para ejercer nuestro derecho al voto, de una mirada crítica a la política llevada a cabo a nivel estatal, ya que ambas suelen estar en continua interrelación.
Desde este marco previo creo que habría que realizar personal y comunitariamente una reflexión profunda iluminada desde la fe en Jesús de Nazaret y los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. Aquí se exponen algunas sugerencias, criterios y opciones de fondo que pueden ayudar a realizar este discernimiento:
1) Estamos en un momento de crisis. “La Crisis afecta de una manera u otra a la industria, al comercio, a los servicios y al sector público. La gente de a pie la siente como una amenaza que pende sobre la estabilidad de puestos de trabajo, así como en los recortes salariales, los expedientes de regulación de empleo o el paro. La vemos y padecemos en la regulación de las pensiones y el recorte o desaparición de ayudas sociales. Muchos empresarios, grandes y pequeños, la sufren en las restricciones crediticias y en la disminución, a veces muy grave, de su carga de trabajo. Todos percibimos sus consecuencias al solicitar créditos e hipotecas, al tratar de adquirir una vivienda, al buscar un primer empleo...” . Esta crisis no parece ser un mero hecho coyuntural sino que parece desprenderse de la misma estructura y funcionamiento del sistema económico vigente, ya que muchos de los problemas indicados no han surgido con esta crisis, sino que ya existían y ahora no han hecho más que agravarse.
Ante esta realidad habría que tener en cuenta que la economía, como cualquier otra actividad humana ha de poner siempre a la persona en el centro de todos sus intereses. Todavía sigo creyendo en una economía al servicio de las personas nunca en un sistema económico que ponga la mera ganancia o el aumento progresivo del capital por encima de la necesidad de procurar una vida digna para todas las personas. La actividad económica debe mirar en todo momento al bien común, por ello sería incongruente aceptar ciertas tesis de políticas neoliberales que pretenden una separación entre la gestión económica y la acción política. Sin duda progresar en esta dirección es causa de graves desequilibrios económicos . Por ello se puede asumir para la reflexión aquella invitación que Benedicto XVI nos hace en su última encíclica social: “La crisis nos obliga a revisar nuestro camino, a darnos nuevas reglas y a encontrar nuevas formas de compromiso, a apoyarnos en las experiencias positivas y a rechazar las negativas. De este modo, la crisis se convierte en ocasión de discernir y proyectar de un modo nuevo ”

2) A un nivel más cercano – el local y el autonómico – es importante conocer de un modo próximo y comprometido la realidad de mi barrio, pueblo, ciudad etc., pero al modo de Jesús, desde la óptica “del huérfano y la viuda” ; desde la óptica de los más necesitados y empobrecidos. Es fundamental que conozca lo más directamente posible cuáles son las necesidades y carencias de mi municipio y de aquellos lugares y personas donde habitualmente desarrollo mi vida.
Por otra parte, considero que para que mi voto sea realmente responsable y movido únicamente por la pasión “por el Reinado de Dios y su justicia” , tengo que realizar el esfuerzo de informarme de los programas electorales de los partidos de tu localidad o de la comunidad autónoma. Ante ellos podría hacerme estas o parecidas preguntas: ¿Qué políticas desarrollan en el asunto de un urbanismo sostenible?, ¿los problemas medioambientales son preocupación de las propuestas que se hacen?, ¿se tiene en cuenta a los jóvenes o existen medidas de atención a los mayores?, ¿se buscan soluciones ante la precariedad laboral o el paro?, ¿qué proyectos existen ante situaciones como la cultura, la educación, la igualdad de oportunidades entre el hombre y la mujer...?, ¿qué atención se da a los más débiles, a la erradicación de la pobreza?, ¿qué medidas se proponen para trabajar con los inmigrantes?
También es importante considerar si a estos niveles locales y autonómicos se está potenciando una auténtica cultura democrática y de participación, creando cauces cercanos de expresión, participación y decisión política.
3) Por lo tanto el criterio general para discernir la orientación de mi voto ha de ser el bien común considerado de un modo íntegro, es decir, aquel que considera “las necesidades de la mayoría de la población, especialmente de los más necesitados, antes que los mismos derechos particulares de los grupos más privilegiados “. También hay que tener en cuenta elementos que afectan al bien común como los derechos sociales (ayudas a las familias, igualdad, garantías de acceso a una educación y una sanidad universal y de calidad, etc.), el derecho a la vida digna (garantizar la vida humana desde la concepción hasta la muerte, apoyar las investigaciones que tratan de mejorar las condiciones de vida de las personas siempre que usen medios éticos y adecuados, etc.).

Espero que estas palabras ayuden a reflexionar sobre el sentido de las elecciones dentro de un marco más amplio de participación y compromiso con la vida pública, y a ejercer con responsabilidad y gozo nuestro derecho al voto el día 22 de mayo, sabiendo que con ello estamos contribuyendo a la instauración y desarrollo de un orden social más justo.

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¿EL TIEMPO...?

SI NADIE ME LO PREGUNTA, LO SÉ; PERO SI QUIERO EXPLICÁRSELO AL QUE ME LO PREGUNTA, NO LO SÉ. Confesiones XI,14,17